jueves, 21 de enero de 2016

El Congreso de la República es nuestro Downton Abbey democrático




El ilustre señor conde don Luis Rabbé tuvo que ceder la cabeza del condado y con ello se abrió la posibilidad de conocer de qué tamaño es la servidumbre del condado democrático conocido como Congreso de la República.
La serie televisiva Downton Abbey presenta la vida de la familia de un conde integrada por él, su esposa, dos hijas, dos nietos, un yerno y una sobrina invitada. En total ocho personas, que tienen a su servicio mayordomos, mucamas, cocineras, ayudantes de cocina, aproximadamente unas 10-15 personas. Dos sirvientes por cada uno de la familia condal.
En Guatemala hace ya algunos años que han surgido diversos condados, ahora me vienen a la mente Condado Concepción y Condado Naranjo. Pero hasta ahora había pasado desapercibido el, talvez, más relevante de todos ellos, el Condado Congreso. Para estar a tono con el edificio que alberga a la familia condal, en Condado Congreso el personal al servicio de los miembros de la familia tiene que ser abundante. Las secretarias no se pueden compartir, cada quien requiere su propia doncella, ujier, ama de llaves, etc.; 10.78 personas al servicio de cada dipuconde o dipucondesa.
Que Guatemala haya llegado tarde a la repartición de ducados, condados o principados no significa que no se puedan tener. Los títulos nobiliarios no pueden faltar: doctores, licenciados. Si no se es licenciado por lo menos se es bachiller, y el que no llega ni a bachiller, pues es ciudadano. El más famoso de ellos el Ciudadano Jorge Toriello.
¿Entonces, no tenemos derecho a una familia real, aunque sea de plebeyos?

domingo, 17 de enero de 2016

Una necesaria prohibición




Ahora que ya tomaron posesión los diputados, los nuevos y los viejos, es momento de sugerirles cosas puntuales. Todos dicen estar en contra de la corrupción. Todos dicen haber llegado a donde están por su deseo de servir “al pueblo” o “al país” y no para enriquecerse. Pero pocos o ninguno han dado a conocer su patrimonio, lo cual nos permitiría ver que tanto han mejorado económicamente durante su gestión. Y que tanto depende de su salario o de ingresos inexplicables.
Otto Pérez Molina siguió haciendo campaña electoral una vez que tomó posesión; lo mismo hizo su cría en la alcaldía de Mixco: vistió edificios, pickups, motos, etc. con los colores del partido patriota (sí, con minúsculas, como debe de ser). Antes de ellos, quien un oscuro abogado convertido en Procurador de Derechos Humanos hizo uso de los recursos públicos para promocionar su hermosa figura física en los traseros de las camionetas, sin ningún éxito político para él. El desconocido ex presidente del Banco de Guatemala usó el dinero público para promocionarse en traseros de camioneta y prensa impresa, meses después terminó de candidato a vicepresidente con Manuel Baldizón.
Alcaldes, diputados, ministros, viceministros no pierden oportunidad para con recursos públicos continuar haciendo propaganda política. Cada presidente que llega se apropia del país y en lugar de tener Gobierno de Guatemala tenemos Gobierno de Oscar Berger o Gobierno de Alvaro Colom. Y lo mismo sucede en el ámbito municipal.
Si realmente queremos que Guatemala empiece a desterrar la corrupción se debe prohibir que los funcionarios públicos pongan su nombre en edificios o vehículos públicos y que hagan uso de dinero público para hacer lucir su nombre en medios de comunicación. Esperemos que algún diputado honrado se interese por esta propuesta y la impulse para que pronto el Congreso de la República la convierta en ley.

miércoles, 13 de enero de 2016

Del bulevar Vista Hermosa al Bulevar de los Zopes




Ayer en horas de la tarde estuve en Multimédica, edificio de clínicas médicas situado en el bulevar Vista Hermosa, en la salida a la carretera a El Salvador. Nunca antes había estado ahí, así que no dejó de sorprenderme que el edificio tuviera cuatro sótanos para parqueo y los cuatro a lleno total.
Le comenté al médico que nos atendió sobre el lindo paisaje que se ve desde allí. Y él amablemnte me indicó que, próximamente, en la montaña que tiene enfrente se construirá el mayor centro comercial de Centroamérica: cuatro o cinco niveles de comercios, con un hotel de seis estrellas en la parte superior. Y como ya es común en centros comerciales que se precien, al frente del mismo se construirá un super hospital.
Todo el sector exuda bonanza, bienestar, riqueza. El bulevar no es solo una vía de comunicación, sino una pujante área comercial.
De vuelta a mi casa, para evitar los atascos derivados de la construcción del viaducto en la Guardia de Honor, tomé por la zona 5, la 24 calle hasta salir a la avenida del Cementerio. Pero también ahí había un intenso “tránsito vehicular” como gusta de decir don Amílcar Montejo. Como no me gustan las colas enfilé hacia el “Bulevar de los Zopes”. Ya no es el mismo de hace 30 años, pero aún es una vía alterna de comunicación entre la zona 3 y la zona 7, atravesando el basurero de la ciudad, eufemísticamente llamado “relleno sanitario”. Contrario a mi punto de origen, el Bulevar de los Zopes destila miseria, pobreza: niños y jóvenes, hombres y mujeres metidos en volcanes de basura.
Los dos paisajes trajeron a mi mente “Tikal Futura”, no el centro comercial, sino la maravillosa novela futurista de Franz Galich. ¿Será ese el futuro que nos espera?
También pensé en todas esas voces de buenas costumbres lamentando que la justicia esté alcanzando a personas acusadas de graves crímenes contra la humanidad, arguyendo que eso desune a los guatemaltecos, y me pregunté que tan unida puede estar una sociedad en la que unos pocos viven en la más ofensiva e impúdica opulencia y una gran mayoría está al límite de la muerte por carecer de lo esencial para vivir.

13 de enero de 2016
Año del centenario del nacimiento de Virgilio Rodríguez Macal