lunes, 29 de junio de 2015

En estas condiciones no queremos elecciones





Entre las múltiples consignas que se han mantenido durante las movilizaciones ciudadanas está “En estas condiciones no queremos elecciones”. Y es que es precisamente el diseño del sistema electoral el que ha permitido que hoy tengamos un presidente delincuente que se sostiene únicamente gracias al apoyo de la Embajada de Estados Unidos y del Cacif. Si no contara con esos pilares, hace rato que Pérez Molina estaría en las mismas condiciones que hoy está la señora Baldetti Elías.
Es este sistema electoral el que permite que un empresario sin ninguna experiencia política se convierta de la noche a la mañana en presidente del Organismo Legislativo y realice operaciones delictivas.
Es este sistema electoral el que permite que un farsante como Manuel Baldizón haya logrado tener una empresa electoral llamada Lider, en donde ya cuenta con una buena parte de la escoria política del país. Permite la existencia de farsantes como este individuo que pretenden convencernos de su “honestidad” renunciando a un privilegio al que saben que “la ley” no se los permite; porque cuando ellos mismos hicieron la ley crearon los subterfugios que los protegería en el futuro.
En estas condiciones no queremos elecciones, porque las mismas garantizan la continuidad en el poder de los corruptos y ladrones.
En estas condiciones no queremos elecciones, porque desde antes de iniciar formalmente la competencia electoral ya había candidatos delincuentes que se robaron la salida.
En estas condiciones no queremos elecciones, porque no solo no hay opciones que respondan a la necesidad de cambio, sino porque las que talvez podrían acercarse a esa necesidad no tienen la menor oportunidad de ganar.

Es en este marco político en el que llama la atención que la llamada izquierda partidaria en lugar de asumir una posición decidida del lado de las movilizaciones ciudadanas se pliega de manera incondicional ante el sistema imperante y como corderitos siguen el guión electoral preestablecido por los poderes paralelos que han copado el estado. En esta farsa electoral, farsa por es pura fachada para aparentar cambio, cuando realmente seguirá gobernando la mafia, la supuesta izquierda nacional va fragmentada, y lo más seguro es que estas elecciones sellen la desaparición legal de algunas de estas organizaciones. Y es que al margen de las incompetencias políticas de una dirigencia que se niega a cambiar, el sistema está hecho para que no pasen de ser una pulga irrelevante.
¿Será posible que esta izquierda partidaria se atreva a decir “En estas condiciones no queremos elecciones” y no participen de la farsa y unirse al movimiento ciudadano que hoy no tiene partido, pero que seguramente terminará enterrando a quienes no tengan la capacidad de ver el futuro?