miércoles, 26 de junio de 2013

¡¡¡Vamos a la Feria del Libro!!!, Edelberto Torres-Rivas




Dicen que la política de las fuerzas de izquierda se mueve al derecho y al revés. En la lógica de las contradicciones políticas hay una continuidad, que es respetar los principios y buscar la victoria. La izquierda radical (no necesariamente marxista) se movió durante largo tiempo anteponiendo al triunfo político, los principios doctrinarios; y rechazaba la participación en elecciones representativas porque eso “era hacerle el juego a la democracia burguesa”. Esa izquierda rigurosa prefirió el aislamiento a la “contaminación” liberal, y repudió alianzas que implicaban amistad con amigos dudosos. La pureza de los principios y su defensa parecía ser el precio de la soledad política. Era un precio muy alto. Pero la lógica de las contradicciones es dialéctica, y lo que ahora está al derecho, puede ponerse al revés, y en la competencia electoral la izquierda puede tener aliados burgueses y pelear en mejores condiciones. Sin duda, esta estrategia es mejor. La realidad se aprecia de otra manera, se participa en el juego democrático, se compite con partidos de centro, de derecha, se pierde y a veces, se gana. No hay aislamiento sino plena participación.

Este juego de contradicciones en el que las izquierdas se enredan, está apareciendo en Guatemala a propósito de la Feria del Libro y sus patrocinadores. La realidad sugiere que se deje de actuar al derecho y se haga al revés. Se sabe que la empresa minera canadiense Montana ha contribuido con 100 mil quetzales para esa celebración, contribución que envenena la conciencia de un sector retrasado de la izquierda caduco-radical. De nuevo, siempre en actitud defensiva, la lógica de excluirse para mantener limpios los principios (¿cuáles, cómo?).

¿La participación contamina? Es difícil imaginarlo que sí, pero ayer, 22/VI, dos amigos, de la izquierda posconflicto, me dijeron simplonamente que “si hay dinero de la empresa minera yo no voy a la Feria”; en este juego de opciones suma-cero les pregunté ¿quién pierde si los militantes de izquierda no van? ¿Ellos o los que sí van?

Hay algunos editores que apuestan por su derecho al boicot y llenos de furor principista, no participaran. La lógica es elemental, ¿quién gana y quién pierde? Muchos esperamos que haya una izquierda moderna, madura, fresca, que quiera alegremente ir a la feria aunque esté apoyada por el gran capital, que sea capaz de tener amigos que no piensan igual, que no olvide que los principios políticos tienen una dimensión ética: solidaridad, fraternidad, ayuda mutua. ¡Son estos los que hay que defender y aplicar¡ ¿Vamos a la Feria, no?

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