martes, 17 de julio de 2012

Masacre en la Finca San Francisco Nentón, Huehuetenango



Caso ilustrativo No. 18

Masacre en la Finca San Francisco Nentón, Huehuetenango

“…El Ejército estaba preparando algo muy grave … fueron matando uno por uno hasta las cuatro de la tarde … Ellos salieron corriendo para informar a otras aldeas lo que estaba pasando en San Francisco; por eso muchos logramos salir a tiempo y venimos a este lugar [México] en donde se nos dio apoyo”.



I. ANTECEDENTES


La finca San Francisco, ubicada en el municipio de Nentón, al norte del departamento de Huehuetenango, habitado por mayas de habla chuj, era, al comenzar la década de los ochenta, propiedad del coronel retirado Víctor Manuel Bolaños. Tenía unas 30 caballerías de extensión (135 hectáreas), en las que se cultivaban cardamomo, caña y café; contaba, además, con 400 cabezas de ganado.
El dueño de la finca dejó de visitar el lugar en febrero de 1981, después que la guerrilla ejecutó al administrador de la vecina finca Chaculá y que su administrador le advirtiese para que no volviera. Alrededor del 15 de diciembre de 1981, integrantes del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) pasaron por la finca San Francisco, quemaron la casa del patrón y robaron algún ganado.
En la zona existían tres campamentos guerrilleros, con un máximo de cincuenta hombres cada uno. Durante ocho meses el EGP tuvo control social en la zona.
Debido a su posición geográfica (cercanía de la frontera con México) y a la presencia del EGP, desde mediados de 1981 hasta finales de 1982 los municipios del norte de Huehuetenango, incluido Nentón, fueron objeto de represión estatal dirigida contra líderes locales, grupos familiares y comunidades enteras.
La escalada represiva aumentó en el mes de julio de 1982. El 12 de ese mes efectivos del Ejército entraron por el camino que conduce hacia Nentón, llegaron a Sebep y dieron muerte a 38 personas. El 14 de julio, fueron 89 las personas masacradas por los soldados en el caserío Petanac y otros ocho los ejecutados en Yolcultac. Al día siguiente, 15 de julio, miembros del Ejército que venían desde Barillas, pasando por San Mateo Ixtatán, ejecutaron a cinco personas en Bulej, para luego seguir camino hacia Yalambojoch y llegar, finalmente, a la finca San Francisco.


II. LOS HECHOS

El 17 de julio de 1982, a las diez de la mañana, gran cantidad de soldados y un helicóptero que transportaba a un capitán y a otros cuatro oficiales, todos pertenecientes a la zona militar 19 de Huehuetenango, llegaron a la finca San Francisco. No había presencia alguna de la guerrilla en el lugar.
Pasaron casa por casa haciendo salir a todos los habitantes, porque se realizaría una reunión. “Los soldados se vieron enojados, aquí con nosotros y ya no nos preguntaron si estábamos viendo guerrilla, sino véngase que tenemos una ‘junta’, vamos a tratar de reunirnos a tratar de hablar cosas. Pasaron los ejércitos entre las casas y se llevaron a las mujeres, a nuestros hijos, todo. Era el día 17 de julio…
Después procedieron a agrupar a las mujeres y a los niños en la iglesia, y a los hombres y ancianos los reunieron en la alcaldía auxiliar. Todos los hombres fueron registrados “en ese tiempo tenía yo reloj y tenía yo algo de dinero en la bolsa y me desbolsaron todo de una vez”. Un grupo de soldados penetró en las viviendas desocupadas y se apropió de todo lo que había en ellas (comida, dinero, grabadoras, radios, relojes).
Un sobreviviente recuerda que, cerca del mediodía, obligaron a dos de los colonos a traer “un mancuerno de bueyes capados que ellos van a comer, que van a empezar a celebrar una fiesta, así nos dijo el jefe. Pero que [los animales] sean de ustedes, no del patrón”.
Hacia las dos de la tarde sacaron a las mujeres de la iglesia, en grupos de 10 y 20; algunas escaparon hacia las casas. Treinta soldados las siguieron y entraron tras ellas. Se escucharon gritos. Varias mujeres fueron violadas, pero no fue posible conocer cuántas, porque, inmediatamente después, prendieron fuego a las casas. Las mujeres fueron quemadas vivas.
A los niños y niñas que estaban en la iglesia los sacaron agarrados de los pies y les golpearon, como sacos, contra unas columnas de madera. Un testigo presencial dice: “Después de haber matado a nuestras señoras, sacaron nuestros hijos, chiquitos de diez años, ocho, cinco y cuatro años, nomás los agarraban las patas y los giman y los somatan en los horcones de las casas y como quedan pedaceados los cerebros de los chiquitos como masa de maíz. Yo tenía seis hijos, todos murieron … también mi esposa. Ninguno quedó vivo”.
Continuaron con los ancianos. Les ataron las manos, los acostaron boca arriba en el piso y simularon que les mataban. Otro testigo declara: “…Empezaron a sacar a los ancianos, los acostaron en el suelo y le pasaban un machete sin filo por el cuello, y los viejecitos gritaban y qué culpa tenían ellos del dolor que están sufriendo, así murieron como quince ancianos … Después empezaron a sacar la gente que son potentes… Más tarde los degollaron de verdad. “…Trajeron a los viejitos, los mataron con machetes viejos y sin filo”.
Por último, a los hombres los eliminaron por grupos. Señalándolos, les decían: “Ustedes vengan afuera”. Un sobreviviente relata: “Nosotros teníamos mucho miedo, porque sabíamos que nos iban a matar, lo mismo que nuestras esposas y niños, hablábamos entre nosotros, los soldados dijeron: ‘¿Qué piensan ustedes? ¿Por qué hablan tanto allí adentro?, Nosotros no le vamos a hacer nada’. Algunos rezábamos a Dios que salvara nuestras vidas, no había nada más que hacer … Veía cómo a mis compañeros los desnudaban, les quitaban las camisas usándolas para taparles los ojos y las manos se las amarraron detrás y los echan boca arriba y un Ejército para cada persona para echarles balazos …. Los demás ejércitos agarran la gente como halar un perro muerto, los arrastran como animales y los llevan hasta la iglesia y los dejan tirados. Dejaron amontonada a la gente”.
A las cinco de la tarde sólo quedaban vivos, en la sede de la alcaldía auxiliar, una veintena de campesinos. Cuatro de éstos aprovecharon un descuido de los soldados e intentaron escapar por la ventana. Uno de los que huían fue descubierto y acribillado a balazos, pero los otros tres lograron huir. Corrieron entre las balas, “…Empecé a correr y escuché cuando los soldados dijeron, ahí va otro, chorros de balas detrás de mí, sonaban como tirar piedras, un montón de grava, así con curvas me voy, así no me lograban matar, al fin como estaba oscureciendo salí un rato más allá y había una macoya y por allí abajo de esa me metí, me quedé allí, y pensé, que me maten aquí, ya yo estaba cansado por el susto y por la balacera siempre desmaya uno…” Finalmente, lograron reunirse: “Nos juntamos a medio camino, a una legua de San Francisco, y nos fuimos camino a la frontera con México, llegamos entre las cuatro y las seis de la mañana del día 18. Toda la noche estuvimos andando bajo agua y lodo, sin luz, a veces gateando, a veces caminando, debido al mal camino…

Una de las personas que habían sido enviadas a buscar los bueyes no quiso regresar al lugar y observó lo que pasaba desde lejos. Este testigo afirma que una vez que los soldados concluyeron la masacre, pusieron al fuego la carne de los bueyes que habían destazado y comieron, bebieron y bailaron con la música de las radiograbadoras que robaron de las casas.
Antes de marcharse, prendieron fuego a la aldea.
En San Francisco murieron aproximadamente 350 personas de la población civil.


III. HECHOS POSTERIORES

El administrador de la finca también había presenciado la masacre. Al día siguiente, el 18 de julio de 1982, fue llevado por efectivos del Ejército a la finca Yalambojoch, vecina a la de San Francisco. Según un testigo, concentraron a toda la población y dijeron al administrador que señalara quiénes más habían colaborado con la guerrilla. No respondió palabra y lo torturaron frente a todos. La víctima pedía que le dieran muerte. Fue baleado un kilómetro antes de llegar a Bulej.
Los hechos ocurridos en la finca San Francisco fueron conocidos por los habitantes de las aldeas aledañas. La noticia se extendió por toda la región y fue una de las principales causas del desplazamiento hacia México de los pobladores de las aldeas localizadas en la zona fronteriza con ese país y con las montañas de San Mateo Ixtatán. En su mayoría pertenecían al grupo étnico maya Chuj.
Entre julio y agosto de 1982, cerca de nueve mil personas huyeron hacia México. Fueron abandonadas por completo las aldeas Yolambojoch, Yuxquén, Santa Elena, Yulaurel, La Ciénega, Yolacatón, Buena Vista, Yaltoyá y El Quetzal; y quedaron parcialmente abandonadas las aldeas La Trinidad, El Aguacate, La Palma y Gracias a Dios. Según datos arrojados por la Encuesta del Programa de Apoyo para los Vecinos del Altiplano (PAVA), en 1984 cuarenta y cinco aldeas o fincas fueron abandonadas en el municipio de Nentón.
La mayoría de las aldeas desaparecieron.
En la actualidad muchos de los campesinos desplazados han retornado a la finca Chaculá, ubicada en Huehuetenango, a la que denominaron Nueva Esperanza.

IV. CONCLUSIONES

La CEH llegó a la convicción de que efectivos del Ejército de Guatemala ejecutaron a pobladores inermes de la finca San Francisco, en violación de sus derechos humanos.
Del mismo modo, la CEH llegó a la convicción de que mujeres, ancianos y niños de esa finca sufrieron violaciones de su derecho a la integridad física y moral, cometidas por los mismos agentes del Estado.
La CEH considera que este caso es ilustrativo de la aplicación, en Huehuetenango, de las denominadas operaciones de “tierra arrasada”, concebidas para el aniquilamiento de los elementos civiles que apoyaban a la guerrilla y el arrasamiento de sus cultivos colectivos, acciones que, en la práctica condujeron al exterminio casi total de comunidades inermes y a la destrucción de las áreas que habitaban.
La CEH analizó el conjunto de la operación que culminó con la eliminación masiva de la comunidad de San Francisco, en el que destacan actos de crueldad que no eran necesarios para cumplir el sólo objetivo criminal de exterminar físicamente a las personas, como son las violaciones sexuales y las vejaciones y tratos crueles inferidos a menores y ancianos, y acciones explícitas de destrucción como el incendio de la aldea. La CEH concluye que el único propósito concebible de estas gravísimas violaciones de derechos humanos fue el exterminio de la comunidad.
El desplazamiento masivo de los sobrevivientes de San Francisco y de habitantes de otras comunidades aledañas, provocado por la masacre, es ilustrativo del carácter forzado de la mayoría de los casos de éxodo de campesinos indígenas en la década de los ochenta.
La CEH después de haber analizado los antecedentes y los hechos que constituyeron la masacre de la finca San Francisco el 17 de junio de 1982, concluyó que hubo intención del Ejército de Guatemala de destruir total
o parcialmente a dicha comunidad, lo que le otorga al conjunto de estos actos un carácter genocida.

LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria, tortura, privación de libertad
Ana Pérez Ramos
Ana Ramos Pérez
Ana Ramos Ramos
Andrés Alonzo Mateo
Bartolo Pérez
Andrés Gómez Domingo
Baltazar García Paiz
Bartolo Pérez Mendoza
Bartolo Ramos Pérez
Catarina Pérez Mendoza
Catarina Ramos
Catarina Ramos Pérez
Diego Ramos Pérez
Eulalia Alonso
Eulalia Marcos
Felipe García Pérez
Felipe Gómez Diego
Francisco García Paiz
Francisco Paiz García
Francisco Paiz Pérez
Isabel Pérez Ramos
Ana Mendoza
Isabela García Lucas
Isabela García Marcos
Joaquín García
José García
Juan Antonio García
Juan Alonzo Mateo
Juana García Paiz
Juana Lucas Pérez
Marcos García Lucas
María Marcos
María Pérez Ramos
Mateo García Lucas
Mateo Lucas Ramos
Mateo Paiz García
Mateo Ramos Diego
Mateo Ramos Paiz
Pascual Gómez
Pascual Pérez Ramos
Pascual Ramos Ramos
Petrona Pérez Mendoza

Ejecución arbitraria, privación de libertad
Alberto García S.
Ana García P.
Ana Gómez Andrés
Ana Mendoza
Ana Paiz Domingo
Ana Paiz Ramos
Ana Paiz Ramos
Ana Paiz Ramos
Ana Pérez Mendoza
Ana Pérez Ramos
Ana Ramos
Ana Ramos García
Ana Ramos Pérez
Ana Santizo
Ana Silvestre Lucas
Andrés García D.
Andrés López Paiz
Andrés Lucas B.
Andrés Lucas Carmelo
Andrés Lucas García
Andrés Lucas R.
Andrés Paiz D.
Andrés Paiz García
Andrés Paiz Lucas
Andrés Ramos
Andrés Ramos Ramos
Andrés Santizo
Angelina Domingo P.
Angelina Marcos
Angelina Paiz
Angelina Paiz
Angelina Paiz García
Angelina Paiz García
Angelina Paiz Ramos
Angelina Paiz Ramos
Angelina Paiz Silvestre
Angelina Pérez
Angelina Ramos García
Angelina Ramos L.
Angelina Santizo
Angelina Silvestre Lucas
Angelina Silvestre R.
Antonio García
Baltasar Paiz García
Baltazar Gómez R.
Bartolo García
Bartolo García L.
Bartolo García Pérez
Bartolo García Silvestre
Bartolo Gómez García
Bartolo Gómez García
Bartolo Ignacio
Bartolo Mendoza Pérez
Bartolo Paiz,Ramos
Bartolo Pérez
Bartolo Pérez Domingo
Bartolo Pérez Paiz
Bartolo Santizo
Catarina García L.
Catarina García P.
Catarina García Paiz
Catarina Lucas
Catarina Lucas R.
Catarina Lucas Velasco
Catarina Paiz
CatarinaPaiz R.
Catarina Paiz Ramos
Catarina Pérez Domingo
Catarina Pérez Lucas
Catarina Pérez Mendoza
Catarina Pérez Paiz
Catarina Ramos
Catarina Ramos
Catarina Ramos I.
Catarina Ramos Lucas
Diego García Velasco
Diego Lucas Pérez
Diego Lucas R.
Diego Ramos Andrés
Diego Ramos García
Domingo Paiz
Eulalia Alonzo
Eulalia Andrés
Eulalia Ignacio
Eulalia Lucas Paiz
Eulalia Marcos M.
Eulalia Paiz
Eulalia Paiz
Eulalia Paiz
Eulalia Paiz D.
Eulalia Paiz R.
Eulalia Sebastián
Federico Paiz García
Felipe Pérez Paiz
Felipe Silvestre Santizo
Francisco Paiz
Francisco Paiz D.
Francisco Paiz Domingo
Francisco Paiz García
Francisco Paiz Paiz I.
Francisco Paiz Pérez
Francisco Pérez I.
Francisco Silvestre Lucas
Francisco Silvestre R.
Gaspar Domingo R.
Gaspar Gómez G.
Gaspar Marcos M.
Gaspar Santizo G.
Isabel Paiz Domingo
Isabel Pérez Paiz
Isabel Pérez Ramos
Isabela Domingo
Isabela Domingo Paiz
Isabela García
Isabela García
Isabela García S.
Isabela García Silvestre
Isabela Lucas
Isabela Paiz
Isabela Paiz Domingo
Isabela Paiz García
Isabela Paiz García
Isabela Paiz Paiz
Isabela Pérez
Isabela Pérez
Isabela Ramos
Isabela Ramos I.
Isabela Silvestre Lucas
Jorge Santizo
Jorge Santizo D.
Jorge Santizo D.
Juan Marcos G.
Juan Santizo D.
Juana Diego D.
Juana García Silvestre
Juana Lucas
Juana Lucas
Juana Lucas Lucas
Juana Lucas Paiz
Juana Lucas Paiz
Juana Marcos R.
Juana Martín
Juana Paiz García
Juana Paiz García
Juana Paiz R.
Juana Pérez Domingo
Juana Ramos García
Juana Ramos M.
Juana Ramos R.
Lucas García D.
Lucas Mendoza
Lucas Paiz
Lucas Paiz R.
Lucas Paiz Ramos
Lucas Ramos Mendoza
Magdalena Lucas
Magdalena Lucas Miguel
Magdalena Marcos G.
Marcos Domingo P.
Marcos Domingo R.
Marcos Gómez S.
Marcos Lucas
Marcos Lucas García
Marcos Lucas Mateo
Marcos Lucas P.
Marcos Lucas Paiz
Marcos Paiz Lucas
Marcos Ramos L.
María García
María García
María García L.
María García S.
María García Silvestre
María García Velasco
María Gómez Andrés
María Gómez García
María Gómez R.
María Gómez R.
María Ignacio P.
María Lucas
María Lucas
María Lucas G.
María Paiz
María Paiz
María Paiz
María Paiz Domingo
María Paiz García
María Paiz García
María Paiz García
María Paiz García
María Paiz R.
María Paiz Silvestre
María Pérez
María Pérez R.
María Ramos
María Ramos
María Ramos García
María Ramos Juan
María Ramos Mendoza
María Ramos Paiz
María Silvestre
María Silvestre R.
Martín Pérez Domingo
Mateo Domingo R.
Mateo Gómez G.
Mateo Gómez García
Mateo Gómez García
Mateo Gómez P.
Mateo Gómez R.
Mateo Gómez R.
Mateo Gómez S.
Mateo Lucas
Mateo Lucas Lucas
Mateo Lucas Paiz
Mateo Lucas Paiz
Mateo Paiz
Mateo Paiz García
Mateo Paiz Lucas
Mateo Paiz R.
Mateo Paiz Ramos
Mateo Paiz Velasco
Mateo Pérez Ramos
Mateo Ramos Diego
Mateo Ramos García
Mateo Ramos L.
Mateo Ramos Lucas
Mateo Ramos P.
Mateo Ramos Paiz S.
Mateo Ramos Pérez
Mateo Ramos Ramos
Mateo Silvestre Ramos
Miguel García
Miguel García Domingo
Miguel García Paiz
Miguel Lucas
Miguel Lucas S.
Miguel Mendoza
Miguel Paiz L.
Miguel Ramos Lucas
Miguel Silvestre Lucas
Pascual Gómez Ramos
Pascual Lucas
Pascual Mendoza
Pascual Paiz
Pascual Pérez Gómez
Pascual Pérez Ramos
Pascual Ramos G.
Pascual Ramos Mendoza
Pascual Ramos P.
Pascual Silvestre
Pascuala Paiz Domingo
Pedro Gómez P.
Pedro Marcos Martín
Pedro Pérez
Pedro Pérez Domingo
Pedro Pérez G.
Pedro Pérez García
Pedro Ramos Pérez
Pedro Ramos Pérez
Petrona Domingo
Petrona García L.
Petrona García S.
Petrona Lucas
Petrona Mendoza
Petrona Pérez Mendoza
Petrona Ramos Mendoza
René Gómez G.
Sebastián Pérez Domingo

Víctimas desconocidas: 40


Fuente: CEH, Guatemala memoria del silencio.

3 comentarios:

  1. Conozco el área, vi la fosa que hicieron donde enterraron a los comunitarios de San Francisco, frente a una pirámide maya del Clásico Temprano. Gente humilde de Yalambojoch me dio la misma versión que cuenta el periodista.

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  2. Mis papás tuvieron que huir a México al día siguiente, son de Yuxquén, huyeron porque los soldados siguieron para exterminar las demás aldeas circunvecinas de San Francisco; cada vez que cuentan la historia parce película de terror, aún se les ve el miedo en el rostro; haber huido a México era para sobrevivir, no para que las cosas cambiaran, de hecho siguió la tortura a los que nacimos allá, no nos dieron educación, mucha discriminación, entre otros factores; ver a los soldados ahora revive en la memoria lo que pasó, para nosotros un soldado es el símbolo de la muerte, al menos eso cuentan los papás y los abuelos. Nacimos en México, tiene ventajas pero a la vez igual seguimos discriminados por nuestros mismos paisanos solo con el hecho de haber estado en México. Al final los recuerdos seguirán en nuestra memoria y nuestros hijos seguirán con esta historia. Dios bendiga a Guatemala y debemos luchar por un país mejor.

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  3. Mis papás y abuelos son de Yuxquén, tuvieron que huir al día siguiente a México porque los soldados seguían matando a personas en las demás aldeas circunvecinas; cada vez que cuentan la historia se les ve el miedo en el rostro; haber huido a México era para sobrevivir no para que las cosas cambiaran, con los que huyeron y los que nacimos en México siguió la tortura manifestado en la discriminación; un soldado es el símbolo de la muerte para nuestros papás y abuelos, la historia queda, el mido seguirá, nuestros hijos conocerán de esto, las cosas siguen, al parecer aunque han pasado muchos años no ha cambiado nada. Dios bendiga a Guatemala

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